7 may 2014

Corazón de mariposa, Andrea Tomé.


FICHA TÉCNICA                    
         Título: Corazón de mariposa
         Autor: Andrea Tomé
         Editorial: Plataforma Neo
         Formato: Tapa blanda
         Páginas: 268
         Precio: 15,90 €
         Fecha de publicación: marzo de 2014
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Victoria y Kenji comparten un secreto: las cicatrices que recorren sus muñecas. Para ella, los días transcurren contando calorías e intentando que su hermana no la obligue a comer más de lo que ella considera suficiente. Él vive escondiendo las marcas de su pasado bajo tatuajes y trabajando de sol a sol en un bar para amantes del rock. 
Ambos están solos, aislados del mundo… 
Hasta que Kenji descubre a Victoria en los baños del bar donde trabaja rodeada de un charco de sangre. Todos creen que ha intentado suicidarse, porque sufre anorexia, porque su novio acaba de dejarla, porque en definitiva parecía inevitable. Pero nadie la entiende realmente… hasta entonces. 
Victoria y Kenji se mueven a la velocidad de la vida e, inevitablemente, acabarán encontrándose.



Voy con bastante prisa, Fisiología me llama, así que intentaré reseñar rápido (lo siento). He aquí el libro que ha ganado el premio LA CAIXA / PLATAFORMA este año en el que, por cierto, he vuelto a quedar finalista :3Corazón de mariposa, de Andrea Tomé

Una preciosidad, si os soy sincera. Eso es lo que es. Pero también es duro, es muy duro, a veces escalofriante, a veces terrible, y también esperanzador y dulce y como un rayito de sol colándose por el agujero de una persiana rota. Es todas esas cosas. Pero todos somos todas esas cosas, al fin y al cabo, ¿no? Todos tenemos nuestra cara oscura y oculta que no queremos que nadie vea, un secreto nuestro que nadie más entiende y una versión propia de lo que somos, que será lo que nos duela aunque nadie más lo entienda.

En eso, he entendido a Victoria. Y también a Kenji, a veces.

A veces el dolor es tan profundo que creo que podré sacarlo de mi interior a través de mis heridas, lo que dice bastante de mi inteligencia.

Este libro va sobre una chica anoréxica. Por decirlo rápidamente. La protagonista, Victoria, sufre anorexia desde hace años; ha tenido sus altibajos, pero más o menos estaba mejor... Hasta que su novio le dice que deberían darse un tiempo, y ella corre por las calles de Santiago hasta que encuentra un barucho que tiene precisamente lo que busca: un bar con una navaja preparada para ella, para aliviar su dolor. Solo quería hacerse unos cortes, liberar el dolor. Autolesionarse supone un escape para algunas personas; eso es lo que ella buscaba, al fin y al cabo. Pero no quería suicidarse, y eso es lo que nadie entiende.
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Solo quería escapar.
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Digamos que las cosas no salen como debería y acaba de nuevo en el hospital, con su hermana encima de ella, con enfermeras obligándola a comer y con un peso determinado al que debería llegar.
Todo, absolutamente todo, es horrible. Y no puede escapar. Solo puede intentar engañar a las autoridades y fingir que está conforme hasta que la suelten y vuelva a ser libre. O bueno, relativamente libre. Nadie va a quitarle los ojos de encima ahora, de eso puede estar segura ahora.
El reloj marca las horas pasando despacio, las calorías corriendo a su alrededor y su cuerpo encogiéndose hacia la simple mención de la comida.
Victoria se pasa la vida contando.
Hasta que llega otra persona que está más cerca de comprender lo que es el dolor que nadie antes.


A veces es extraño que fuera, en la calle, brille el sol, cuando tú en casa sientes que todo lo que te rodea es gris; que haga un frío de mil demonios y, por mucho que te abrigues, no consigas alejarlo de ti; que la gente siga preguntándote cómo te encuentras, aunque la respuesta sea obvia. A veces, la vida en sí es extraña y no eres capaz de averiguar qué haces tú en ella. Alguien debería pedirnos permiso antes de arrojarnos, como un paquete demasiado pesado, a este mundo.

No os contaré más sobre la historia en sí, sobre la relación entre Victoria y Kenji y su desarrollo, solo sobre lo que me ha parecido leerla. Por eso intentaré ser breve. Corazón de mariposa ha sido... duro. Bastante terrible, a veces. Eso ya lo he dicho más arriba, pero bueno. Lo he pasado mal leyéndolo en ocasiones. Era angustioso. Y, sin entrar en nada personal, era más angustioso aún sentir cómo compartía ciertos pensamientos con Victoria. Sentir cómo podía perderme en párrafos pensando "es verdad".

Es curioso cómo notas el tiempo pasando tan despacio y, sin embargo, cuando te das cuenta, el presente ya se ha desvanecido. Todo es pasado y nada es futuro.

No me ha gustado este libro en el sentido en que no me ha gustado cómo me ha hecho sentir en muchas ocasiones. Incómoda, como si alguien me hubiera pillado pensando cosas prohibidas. Culpable, como si estuviera mal que me recreara en algunos párrafos y me perdiera en ellos por unos motivos u otros. Sin embargo, no puedo negar que es un libro que impacta; hace mella en el lector y se va dejando un toque de esperanza al final que pinta los blancos y grises de sus páginas con colores llamativos y alegres que le alegrarían el ánimo a cualquiera.

Siempre me ha gustado esa idea -confesó-. Pensar que puedes alejar el invierno de ti solo con tu ingenio. Y poder concentrarte en el calor de la primavera.

Me ha gustado la ambientación, me han gustado los personajes, me han gustado las cosas que pasan a lo largo de la historia. ¿Que hay cosas que podrían mejorarse? Por supuesto. Por ejemplo, la relación con su hermana, las explicaciones del tema de la vida de Kenji o el final pre-epílogo tan repentino, pero no por eso no es en lo que quería centrarme con esta reseña. Podría hablaros de la preciosa prosa de Andrea Tomé, de esos párrafos tan maravillosos que nos regala tan de repente. Podría hablaros del romance de la novela, de lo magnífico que me ha parecido que él la quisiera pero ello no le impidiera ser racional, duro a veces y tener su orgullo...

Pero no quería hablar de eso, no hoy. Solo quería comentar el sentimiento, que hoy me parece más importante. Corazón de mariposa es una novela que se desnuda y te enseña las cosas como son: crudas, a contrarreloj, a vida o muerte. Es la mente contra el cuerpo y uno mismo contra los demás. Y sin embargo, siempre hay que tener esperanza. Que esa llama nunca se apague. Porque, aunque las cosas no acaben bien, siempre podrán ir mejor.

Enhorabuena de nuevo, Andrea. Ya te lo dije ayer: guau.